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Desde que llegue a la ciudad, siempre me había querido follar al vecino. Pero, nunca había podido porque mi esposo siempre estaba pendiente de todo lo que yo hacía. Un día, decidí ganarme su confianza poco a poco y cuando ya la obtuve, él se fue a trabajar y me dejo sola en casa. En ese momento es donde coloco en acción mi plan y llamo al vecino para comerle su polla. ¡Nunca pensé que disfrutaría tanto chupando! ¿Será que me lo follo después de esto? Recuerda que mi esposo no se puede enterar…